La intervención de Estados Unidos en el conflicto entre Israel e Irán: una apuesta arriesgada

Jun 25, 2025 Uncategorized

El ataque militar estadounidense del 21 de junio por la noche contra instalaciones nucleares de Irán supone una escalada significativa en el ya tenso enfrentamiento entre Washington y Teherán. Los ataques aéreos tuvieron como objetivo instalaciones clave, como Fordow, Natanz e Isfahán, que son fundamentales para el programa nuclear iraní. Aunque Estados Unidos justifica estas acciones como una medida necesaria para frenar las ambiciones nucleares de Irán, la decisión plantea serias dudas sobre las consecuencias geopolíticas más amplias, especialmente teniendo en cuenta la postura histórica de Estados Unidos respecto a las intervenciones en el extranjero.

Desde la retirada de Estados Unidos del Plan de Acción Integral Conjunta (JCPOA, por sus siglas en inglés) las tensiones han ido en aumento, con Irán reanudando algunas actividades nucleares y Estados Unidos imponiendo duras sanciones. El ataque del sábado indica un nuevo compromiso de Estados Unidos para evitar que Irán adquiera armas nucleares, pero llega en un momento peligroso, con ambas naciones al borde de un nuevo conflicto.

Sin embargo, este ataque también pone de manifiesto una contradicción en la política exterior de Trump. A lo largo de su campaña, Trump hizo hincapié en un enfoque de «Estados Unidos primero», prometiendo evitar enredarse en conflictos extranjeros y centrarse en las prioridades nacionales y reducir las intervenciones militares.

El ataque a Irán se produce en el contexto del conflicto más amplio entre Israel e Irán. Israel, estrecho aliado de Estados Unidos, lleva tiempo considerando a Irán como su principal amenaza para la seguridad, especialmente por su apoyo a grupos militantes hostiles en la región y sus llamamientos a la destrucción de Israel. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha elogiado abiertamente la acción de Estados Unidos y ha felicitado al presidente Trump por su «audaz decisión» de atacar los sitios nucleares de Irán. Netanyahu cree que este ataque ayudará a evitar que Irán adquiera armas nucleares y lo enmarca como una victoria para la estabilidad regional. Sin embargo, esta mayor alineación entre Estados Unidos e Israel podría aumentar aún más el resentimiento de Irán y dificultar las soluciones diplomáticas.

Mientras los dirigentes israelíes celebran el ataque como una importante victoria, la respuesta de América Latina, pone de manifiesto las profundas divisiones existentes en torno a la política exterior de Estados Unidos y su postura agresiva hacia Irán. Para muchos del Sur Global, las acciones de Estados Unidos se consideran una extensión del imperialismo, un intento de imponer su voluntad a una nación soberana sin tener en cuenta el derecho internacional. El hecho de que el ataque se llevara a cabo sin un amplio apoyo internacional no hace sino agravar estas preocupaciones, lo que señala una preocupante tendencia a la acción militar unilateral que elude la diplomacia en favor de la fuerza.

La reacción de los países latinoamericanos no solo se debe al ataque en sí, sino que también refleja una frustración más generalizada con las continuas intervenciones militares de Estados Unidos, que a menudo se consideran interesadas y desestabilizadoras. Estos países, que han sufrido las consecuencias de la intromisión extranjera, desconfían especialmente de tales intervenciones, ya que consideran que rara vez conducen a la paz duradera y a menudo desembocan en más violencia.

El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, calificó los bombardeos de «grave escalada» del conflicto, y subrayó que violan la Carta de la ONU y empujan a la humanidad hacia una «crisis irreversible». Del mismo modo, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Venezuela condenó el ataque como un acto «ilegal, injustificado y extremadamente peligroso», advirtiendo de los riesgos que supone la destrucción de infraestructuras nucleares para la vida humana y el medio ambiente. Venezuela exigió el cese inmediato de las hostilidades y expresó su plena solidaridad con el pueblo iraní. El presidente de Chile, Gabriel Boric, también expresó su firme oposición y destacó el compromiso de su país con el derecho internacional humanitario. Boric subrayó que ninguna nación, independientemente de su poder, puede violar las normas colectivas establecidas para preservar la paz mundial. México hizo un llamado a reducir las tensiones en la región y restablecer la convivencia pacífica entre los Estados de la región sigue siendo la máxima prioridad.

A medida que evoluciona la situación, el mundo debe lidiar con las implicaciones de este ataque. Aunque Israel y sus partidarios lo consideren un paso necesario en la lucha contra Irán, las reacciones de América Latina y otras partes del mundo plantean importantes interrogantes sobre el camino a seguir: ¿seguirá Estados Unidos dando prioridad a la acción militar sobre la diplomacia o escuchará los crecientes llamamientos a la moderación y al compromiso multilateral?

Tomado de CGTN en Español